domingo, 17 de junio de 2012

VOLVER A EMPEZAR. Primera parte

Despertó. Estaba en el hospital. Giró la cabeza y allí estaba su madre, cogiéndole de la mano y mirándola con los ojos llenos de lágrimas.
  -Lo siento mama , lo siento mucho, ya no puedo más ¡¡
 - Por qué lo has hecho?. ¿Por qué?.- preguntó entre sollozos desesperados.
 -Tienes que dejarlo, mama. No podemos seguir así...
 -No puedo. ¡Lo siento, lo siento!.
Silvia cerró los ojos. Era la segunda vez que tomaba barbitúricos. Quería dormirse  para siempre, pero lo único que conseguía era un lavado de estómago y volver a su triste realidad.
  No entendía a su madre. La adoraba, pero su vida era un infierno. Ella era la mayor de tres hermanos y la única chica.
  Todo había cambiado. Su padre, militar retirado, había enfermado de los nervios hacía muchos años y lo habían prejubilado. Se había convertido en un hombre tosco e intolerable, al que le daba por hacerles la vida imposible a ella y a su madre. Un misógino que no soportaba que una mujer pensara y obrara por si misma.
 Y mucho menos las consideraba inteligentes. Los hermanos de Silvia se libraban  por ser hombres y ella se encontraba en un laberinto sin salida.
          Hacía un mes que Silvia había vuelto a casa. Se encontraba muy débil y triste. Gracias a los cuidados de su madre que no la dejaba ni un momento,se encontraba más animada.
          Aquella tarde, Patricia su mejor amiga fue a buscarla para dar un paseo. Se conocían desde niñas. Habían estudiado juntas desde muy pequeñitas y se querían mucho. Era la única que sabía lo que acontecía en la vida de Silvia. Sólo con ella podía desahogarse.
          Patricia estaba muy preocupada por su amiga, pues a pesar de sus pocos años, tan solo 16, estaba viviendo una vida bastante dura. No se la merecía.
          Fue a buscarla. Había hablado con ella por teléfono. La encontró muy triste. No quería salir. Le dolía la cabeza. Patricia pensó que seria bueno que diera un paseo, así que no le hizo caso y fue a buscarla.
          Llamó al timbre. Silvia vivía en unos adosados con jardín.  Siempre se encargaba de las flores.
Le encantaban. Alguna tarde Patricia le había ayudado y se lo habían pasado genial.
          ¿Porque no abría la puerta? . Patricia pensó que quizá estuviese por detrás de la casa. Ahí tenían un
pequeño cobertizo donde su padre guardaba las herramientas.
            Se dirigió a paso apresurado, temiendo que algo hubiese ocurrido. Por un instante se detuvo y escuchó unos sollozos. Apresuró el paso y al entrar vio a Silvia de cuclillas en el suelo, con la cara tapada y sin parar de llorar.                                                                                                                   ...continuará.

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