viernes, 31 de agosto de 2012

La  Mentira
                                                                             

   ¿Qué se ocultaba detrás de ese rostro dulce?. Feliz en su matrimonio,  amante de su vida. Adoraba a su marido. Cinco años de matrimonio la respaldaban.
    Él era un importante empresario de Málaga. Se habían conocido en una fiesta y la atracción fue mutua. Desataron sus sentimientos y su pasión y en dos meses él le pidió matrimonio.
     Ella entusiasmada , feliz y  afortunada . No lo dudó y se convirtió en la Sra de Carlos Uceda.
 Sabía que había tenido mucha suerte. Era un buen hombre y no dudaba en complacerla constantemente. Sus actos y su mirada así lo manifestaban. Estaba enamorado.
     Aquella noche tenían una cena en casa de uno de los mejores clientes de su marido. Se jugaban  una importante venta que les dejaría mucho dinero.Quería estar muy guapa. Que él se sintiera orgulloso de ella. De hecho era una mujer extraordinariamente bella.
  -   Estás muy hermosa- le dijo cuando se disponían a salir por la puerta
  -  Gracias. Espero que esta noche sea beneficiosa y favorable para tu negocio.
  -   ¡Ojala sea así!. Hay en juego mucho dinero.
  -  Pasa, querida- y le abrió la puerta del coche para que entrara.
Rebeca pensó que era un hombre tan galante, tan pendiente de ella. No se lo merecía.
 Les abrió la puerta la criada. Les acompaño al salón y les pidió que por favor esperaran.  Anunciaría  a los señores  su llegada.
  - ¡Esto es precioso, que buen gusto! - dijo ella
Era una habitación no muy grande pero muy acogedora. Las paredes estaban llenas de cuadros, sobre todo pintura abstracta. Estanterías hasta el techo llenas de libros. Un sillón con una pequeña lámpara hacía de uno de los rincones de la estancia un lugar muy cálido y agradable.
 -  ¡ Rebeca, te has quedado ensimismada!
 -  Perdona, la verdad es que estaba pensando en lo confortable de este sitio. Invita a quedarte. ¿Verdad?
 - ¡Carlos!. ¿Cómo estás, amigo?.
 - ¡Damián! Apreciando tu buen gusto. Eso comentaba con mi mujer. Le encantó esta habitación. Ya sabes cómo les gustan a las mujeres los detalles.¡ Rebeca ! Ven. Te voy a presentar.
Ella se volvió. Su rostro se enrojeció y su voz sonó temblorosa
 - Encantada .Estaba admirando sus cuadros.
En ese momento entró la hermana de Damián.
 - Soy Teresa. Encantada. Dejémoslos hablando de negocios y ven conmigo. Te enseñaré el resto de la casa.
  Un sudor frió le recorría todo el cuerpo. 
- Quieres un poco de agua, le dijo Teresa- ¿ Te encuentras bien?
- Sí, gracias, necesito un poco de aire. Creo que estoy un poco mareada.
Entraron al comedor y allí les esperaban ellos. Carlos se acercó a su mujer
- ¿Te encuentras ya mejor?
- Sí querido, gracias.
Se sentaron a cenar. La velada iba transcurriendo tranquila. Ellos hablaban de negocios . Ellas de sus cosas. Por dos ocasiones se cruzarón sus miradas. Ella bajo la cabeza. Sintió su mirada. No le pasó desapercibida.
- Llevo observandote toda la noche y creo que te conozco.
- No creo. Me confundirás con otra persona.
- Tengo muy buena memoria para las caras-  dijo muy fríamente mientras se volvía hacia Carlos.
- ¿Te apetece una copa de coñac?. Lo tengo guardado para ocasiones muy especiales y el cierre de nuestro negocio es una de ellas.
- ¡Muy bien, encantado!. Hace días que no me tomo un buen coñac.
Rebeca necesitaba salir un instante. No podía más así que se levantó y se dirigió hacia la terraza.
- Querida, ¿Qué te pasa?. ¿Te sientes mal?.
- ¡No, tranquilo!. Tomaré un poco el aire. Me vendrá bien. Hace calor.
 Salió. Necesitaba estar sola. Respirar. Había demasiada tensión ahi dentro.
Cuando entró Carlos y Damián hablaban acaloradamente. Rebeca miró a los dos hombres.
- ¿Qué ocurre?. ¿Por qué estais discutiendo?.
-  Rebeca,  ¿conocías a Damián?. Él dice que sí.
-  No. Ya le he dicho que no. Me confundirá - dijo ella nerviosa.
-  Lo siento, Carlos. Te aprecio mucho y tú lo sabes. Te conozco hace mucho tiempo y creo que debes saber la verdad. Sabía que te habías casado pero no con esta impostora.
- ¿Que estás diciendo?.
-  He dudado cuando te vi aparecer con ella pero, aunque han pasado muchos años, la he reconocido. Me despistó el color de su pelo. Ahora va de morena. Yo la conocí rubia.
Tenía veinte años cuando me la presentaron. Tuve una relación con ella. Me absorbió el cerebro sólo para llevarse mi dinero y luego dejarme tirado como una colilla. Yo tenía entonces treinta años y estaba harto de las mujeres. Ella me ofreció frescura y juventud. Pero era su trabajo. Al tiempo me enteré que ejercía de prostituta de lujo. La conocen muchos hombres, Carlos. No creo que te convenga una mujer así dado tu estatus. Demasiado tiempo ha pasado sin que nadie la haya reconocido. Era fría y calculadora. No le importaba hacer daño a nadie ....
- ¿Es eso cierto Rebeca?.
-  Sí. Quería decírtelo - agachó la cabeza.
- ¡Ah!. ¡Gracias!. Querías decírmelo. ¡Qué considerada...!.
- ¡ Basta ya¡.  Recoge tus cosas. Nos vamos.
 Teresa se había quedado de piedra. Miraba a su hermano no dando crédito a lo que había dicho y hecho. Se fijó en Rebeca que lloraba desconsoladamente.
- Carlos, tranquilízate. Seguro que hay una explicación - dijo Teresa.
-  Tranquila. Gracias por la velada.
Dió dos besos a Teresa. Miró a Damián. Éste no le devolvió la mirada y salieron de la casa como si les persiguiera el mismísimo diablo.
Durante el trayecto a casa un silencio incómodo se apoderó del momento. La cara de ella desencajada. La  mirada de él llena de aversión como si le hubieran arrancado el alma.
Entraron en casa él se dirigió al salón donde se dispuso a servirse un whisky.
- Carlos. Lo siento. Yo no quería....
El flemático, inmune ante las palabras de ella. Impregnado de odio la miró.
- Recoge tus cosas y desaparece de mi vida. ¿Cómo has podido vivir mintiéndome y mirándome a la cara todos los días?. No hay perdón para ésto, Rebeca. Me siento humillado y engañado. 
-¡Fuera!. ¡ Vete de mi vida!.¡ Vete!.
Subió a su cuarto. Metió en la maleta alguna de sus pertenencias y bajó la escalera.
   Miró al que había sido su compañero durante cinco años. Allí estaba sentado en su sillón con la mirada perdida,
- Carlos - dijo ella. No contestó.
Se fue. Salió a la calle. Sonó el telefono. Ella atiende la llamada. Su rostro cambia.
- Rebeca, soy Damián. Has estado esplendida cariño. Te espero en una hora en la estación. Te quiero.



viernes, 17 de agosto de 2012

EL BOSQUE DE LAS HADAS


        Se adentraron en el bosque. Hacía un día precioso Se disponían a pasar la mañana disfrutando de la naturaleza.
        Empezaron  a caminar hasta llegar a la altura de una montaña en que había que desviarse por un camino que les adentraba en el bosque.
         Todos iban hablando y comentando la belleza del paisaje. Estaba ensimismada y se quedó atrás sintiendo una corriente de aire que recorrió su cuerpo y una estraña sensación la embargó.
          En algún momento perdió de vista a sus compañeros y como si conociese el camino siguió andando.
Era tal la belleza , aquellos árboles frondosos, aquel olor a pino, a musgo, a hierba . Respiró profundamente como si quisiera apoderarse de ese mundo de olores que se presentaba ante sí y disfrutó de ello.
           Miró hacía adelante.¿ Dónde estarían todos?. Lo curioso es que no sintió miedo y siguió andando.
De repente le llamó la atención una luz, como una luciérnaga que pasó ante ella. Y seguidamente otra y otra...
No sabía realmente lo que era y decidió seguirlas. El bosque se hacía cada vez más frondoso, más cerrado, pero¡ había tanta paz en aquel lugar , tanto lirismo...!
            De repente divisó en el camino un túnel.
 ¡Qué raro! - pensó - ¡ Un túnel en medio del bosque¡, pero siguió caminando. Se asomó con cuidado.Los túneles siempre le habían dado respeto, pero al parecer no le quedaba otro remedio que continuar por ese camino. Dió  el primer paso y como si de una fuerte ráfaga de viento se tratase se vio  transportada en unos segundos hacía el otro lado del túnel. Cayó al suelo. Estaba desconcertada. ¿Qué había pasado?.
 Levantó la cabeza y¡ cual fue su sorpresa! . ¡Alucinante, maravilloso, como un espejismo!. ¡Un mundo de color, de árboles de todas clases y tamaños, de flores, de mariposas!. Sus ojos recorrían todo aquello no dando crédito a lo que ocurría.
            Un enorme lago de agua cristalina y verde intenso rodeaba todo aquel paisaje lleno de vida.
Aquellas luciérnagas que momentos antes se cruzarón ante ella  iban adquiriendo forma. Eran hadas del bosque. La  rodearon y no dejaban de sonreír. Se levantó como pudo y se  vio  conducida por ellas . No paraba de mirarlas. ¡Eran seres extraordinarios, mágicos!.
             Acabó sentada en la orilla del lago rodeada de todas ellas que la  miraban y revoloteaban a su alrededor como si de pajaros de tratase. Acariciaban su pelo.La  observaban.
              Una de ellas, la más jovencita, se acercó y se posó en su  mano como si algo quisiera decirle. Extendió  su mano para tocar a aquel ser tan bello .
             - ¡Isabel , despierta!. ¿Dónde te habías metido?. ¡Estábamos preocupados. No te encontrábamos!
             - ¡Las hadas!. ¿Se han ido? y ¿el túnel?- Exclamó.
       - Pero, ¿qué dices? - se echaron todos a reír- Estabas soñando. Levanta y vámonos. Está anocheciendo. Volvamos antes de que salgan los monstruos . ¡Ja, ja, ja!.
            -¡Te juro que no ha sido un sueño, Silvia . Lo he vivido. Estaban ahí. ¡Me han protegido del bosque...!
            - Las hadas solo existen en los cuentos. - dijo su amiga-¡ Venga, date prisa!

Sabía que nadie iba a creerla pero, había sido tan real.  Antes de abandonar el bosque miró atrás y sintió esa sensación de paz y de magia que la había acompañado todo el tiempo y supo que se despedían de ella.
      Esbozó una sonrisa y siguió caminando.

jueves, 2 de agosto de 2012

veronica

                                                                                                                                                                                                                                                             
La conoció a través de una amiga. Se la presentaron. Le llamó la atención de ella su mirada . Esa mirada triste pero firme a la vez. Cara de niña pero con una larga historia que no dudó en contar.
Intimaron rápidamente y como si de toda la vida se conociesen. Les relato su triste verdad.
Llevaba doce años en España.Vino de Rumanía tras la muerte de su madre a la que adoró y cuidó hasta el final. Murió en sus brazos con lágrimas en los ojos, consciente de que había llegado el momento de abandonarla.
Huyó de su país. No podía quedarse allí. Demasiados recuerdos, demasiado dolor.....
Su único vinculo se había ido para siempre. Desde niña había trabajado muy duro.Las costumbres del país así lo exigían.
 Su madre había sido la cocinera de los militares y desde muy chiquitita la ayudaba, convirtiéndose con el tiempo en una mujer con unas grandes dotes culinarias.
Al venir a España , dada su gran belleza, conoció a muchos hombres que la pretendían, pero ella era muy tímida.
Se enamoró de un hombre mayor  que la agasajó y le regalo bonitas palabras que con el tiempo se convirtieron en el peor de los infiernos. Se casó y tuvo a su hijito Germán. Así lo llamó en recuerdo de su abuelo materno. Los malos tratos y las constantes humillaciones empezaron muy pronto y en más de una ocasión intentó huir sin ningún éxito. Él la amenazaba con quitarle a su hijo que para ella era su vida entera.
Mucho tiempo vivió así, como si de una cadena perpetua se tratará, sin la compasión de nadie ya que  estaba sola y no se atrevía a contar su amarga realidad.
Mientras hablaba se le arrasaban los ojos recordando cada momento triste de su vida, pero con una gran firmeza y valentía que la hacía todavía más hermosa.
  • ¿Queréis que siga? - preguntó      
  • Quizá os estoy aburriendo...
  • Sigue por favor.- contestaron las dos amigas a la vez.
  • Gracias.
Les contó que una mañana se levantó, cogió a su hijo y se marchó...
Pidió ayuda y afortunadamente encontró a gente buena que la escuchó. Tuvo que salir de la ciudad donde vivía y estuvo unos años  en el anonimato, compartiendo piso con mujeres en su misma situación. Fue duro pero conoció el concepto de la amistad , la solidaridad y el respeto hacia ella misma.
Durante ese tiempo nada supo de su mal tratador. Se enteró poco después de que vivía con una mujer más joven que él, y eso le permitía pensar que estaba a salvo.
Habían pasado dos años de aquella historia que no dejó indiferente a las dos amigas. Desde entonces se habían convertido en inseparables.
Vieron su evolución. Era una mujer diferente. Su mirada se transformó. Ya no era triste. Reía constantemente  como la niña que nunca pudo ser.
Se montó un pequeño restaurante,donde demostró lo buena chef que era. Y todos los viernes allí se juntaban ellas, con sus maridos e hijos como si de una gran familia se tratase, compartiendo con aquella mujer que tanto les había enseñado y a la que admiraban y respetaban para el resto de sus vidas. Se llamaba Verónica