lunes, 17 de septiembre de 2012


El Primer Amor

¿ Quién no se acuerda de su primer amor adolescente?. Ese que nos entumece, nos despierta los sentidos y nos hace sentirnos  especiales , diferentes, por encima de todo. Algo pleno y sublime, que nos mantiene con las hormonas alborotadas y los sentimientos a flor de piel. Que nos confunde y nos hace parecer inmortales. Esa sensación tan maravillosa que nos atrapa creyendo que será para toda la vida.
     Han pasado muchos años y Adele recuerda su primer amor, sus primeras sensaciones, sus primeras caricias, sus mariposas en el estomago. Algo real que la acompaña en sus recuerdos y que guardará el resto de su vida en lo más profundo de su corazón.
Ella tenia quince años. Él diecisiete. Se conocieron en el verano del 79. Era la primera vez que Adele iba sola de vacaciones y estaba ilusionada.
Adele era de un pueblecito de la Rivera francesa, Cagnes sur mer, donde había nacido. Su padre, de origen español, se casó con su madre. La había conocido en unas vacaciones en Francia. Para ella conocer España era uno de sus sueños. Su querido padre siempre le había contado historias de aquella tierra que lo vio nacer.
Su destino era un pueblo español situado en el pirineo, Valle de Gistaín. Allí pasaría unos días en compañía de chicos y chicas de su edad. No conocía a nadie pero no le importaba demasiado, podría ser una experiencia interesante.
Bajó del autobús y para subir al campamento tenían que andar un rato, así que cargó con su mochila y empezó a subir. Se entretuvo bastante admirando el paisaje. Era un valle precioso . A ella le encantaba la montaña.
   Se sentó a descansar un rato pues ,según le habían dicho, había unos doce kilómetros hasta subir a la explanada donde estaba situado el campamento.
     Miró hacia un lado y allí estaba. Lo había visto en el autobús pero parecía distraído. Moreno, ojos verdes, quizá un poco mayor que ella - pensó-
   - Hola, me llamo Adele, vengo de un pueblecito de la rivera francesa.
   - Hola soy José Ramón.
   - Es la primera vez que vienes, ¿no? -dijo él
   - Sí, ¿ se nota mucho?.
   - Un poco. Yo he venido tres años seguidos. Mis viejos se empeñan en mandarme aquí y esto es un aburrimiento.
   - Bueno, espero no decir lo mismo- dijo Adele.
    Le pareció serio, como si no estuviera a gusto. Se notaba que sus padres lo habían mandado en contra de su voluntad.
   Sus tiendas estaban situadas al otro lado del río, por lo que tenían cierta independencia del resto.
     Adele se presentó a sus compañeras de tienda con las que compartiría las dos semanas. Observó que la miraban y hablaban entre ellas . 
   Parecía frágil, con aquellos enormes ojos azules .Pero había una rotunda madurez en ese cuerpo de mujer-niña. Siempre despertó ciertos celos entre sus amigas. Pero ella lo ignoraba. Había ido a pasárselo bien.
     Los días que siguieron fueron especiales para Adele. Cada vez se sentía más atraída por José Ramón y se convirtieron en la parejita del campamento . Cosa que no paso inadvertida para nadie incluidos los monitores que los miraban y se sonreían.
        Habían terminado de cenar y como todas las noches asistían al fuego de campamento. Se sentaban todos alrededor y cantaban . Contaban historias. A Adele le parecía divertido pero José Ramón no pensaba igual. Así que en un momento en que los monitores estaban distraídos la cogió de la mano y ante la mirada sorprendida de ella echaron a correr.
       - ¿Qué haces?.¿ Por qué nos vamos?. Me lo estaba pasando bien....
     - Quería estar a solas contigo. Ven, vamos a la tienda. Adele lo siguió. Ella también deseaba estar con él.
 Cogió un cigarrillo y se lo encendió. Ella extrañada le pregunto:
        - ¿Por qué fumas todos los días?. Huele muy fuerte. ¿Qué es?.
        - Un porro. Me gusta. LLevo tiempo haciéndolo. ¿Quieres?
        - No se. Nunca he fumado. ¡Bueno, una caladita!.
         ¡Que asco ¡ dijo mientras tosía.
        - ¡Déjalo¡.Te sentará mal. Yo estoy acostumbrado    
     
       -¿Por qué fumas porros?
       - Me hace sentirme mejor. Me evado y por un rato soy feliz.
       - Pero, ¿qué motivos puedes tener?. Lo tienes todo.Tu mismo me lo has dicho...
      - Por eso mismo. Yo no soy como mi familia. Soy libre... Ellos están condicionados a     ser perfectos y no entienden que mi concepto de la vida es distinto. Me siento muy presionado... Tu eres distinta, Adele. Contigo me siento yo mismo. Ojala estos días no acabaran nunca.
El la abrazo y se fundieron en un apasionado beso. Aquella noche hicieron el amor y para Adele fue su primera vez. Se había enamorado de aquel chico rebelde que la hacía sentirse diferente y con el que había descubierto un montón de sensaciones y sentimientos hasta entonces desconocidos.
Se despertaron abrazados . El la besaba y le acariciaba el pelo. Ella se dejaba llevar deseando que aquello no acabara nunca.
        - Adele , será mejor que te pases a tu tienda antes de que nos pillen....
        - Sí, es verdad. Me voy.
        - ¡Oye! - dijo - ¡Te quiero!. Ella se sonrojó. 
        - Yo también . Nos vemos luego.
Los días que siguieron para Adele fueron maravillosos. Cada día se sentía más unida a José Ramón. Vivían su historia . Se alejaron del resto de sus compañeros. Algo que no paso inadvertido para nadie. Su monitora , con la que mantenía muy buena relación , habló con ella.
      - Adele, se que te has enamorado. Eres muy joven. Pero ese chico no  te conviene mucho. Sus padres ya no saben que hacer con él. Lo mandan aquí como intentando solucionar algo. Tiene un problema con las drogas. LLeva mucho tiempo coqueteando con ellas.
       - ¿Qué dices?.  Sólo se fuma un porro de vez en cuando....
       - Eres un cielo de niña . No te compliques en esto . Es solo un amor de verano...
     - ¡Basta!. No soy ninguna niña. Soy más madura de lo que parece. No me amargues mi último día aquí. ¡Por favor...!

 Se abrazaron y besaron como si fuera la ultima vez. Su carita se tornó triste y sus ojos se le arrasaron dejando fluir las lágrimas.
    - No llores - dijo él - El verano que viene iré a verte y visistaré ese pueblo tan maravilloso del que me hablas
      - Te voy a echar mucho de menos.  No quiero dejarte. Me duele mucho.
      - Te escribiré todos los días. Te quiero.
      - Y yo a ti.

Habían pasado dos meses desde entonces. Adele estaba triste. Apenas comía  y dormía. Le había escrito y no había recibido contestación alguna. Así que pensó que era mejor llamarlo.
  Esperó a que sus padres se marcharan y marcó el número:
      -Buenos días. Soy Adele. ¿Está José Ramón?
    -Hola Adele. Soy su madre. Mi hijo me ha hablado mucho de ti. El no está. Estará ausente durante un  tiempo. Ya le digo que has llamado.
     - Pero. ¿ Dónde está?
     -¡ Hija, eres muy joven!. Olvídate. Yo creo que va a ser lo mejor....
     -¡Por favor, dígame donde se ha ido!
   Hubo un largo silencio.
     - Adele, el tiene un grave problema con las drogas. Se está desintoxicando. No llames más . Y colgó el telefono.
Se vino abajo. Lloró desconsoladamente. Entonces no habían sido unos porros simplemente. Había algo más. Y lloró y lloró...

Habían pasado tres años desde entonces. Adele  había terminado el  bachiller y ese año iría a la Universidad. Estaba ilusionada.
Se había convertido en una jovencita de una gran belleza. Tenía muchos pretendientes pero ella los ignoraba. Se había volcado en sus estudios y no le interesaba nada más.
Aquella mañana se levantó pronto y bajó al buzón como venía haciendo todos los días desde hacia tiempo. Había una carta. Era para ella. Se estremeció. Era de la madre de José Ramón. Le agradecía su prudencia durante todos esos años y las cartas que le había escrito a su hijo. Le notificaba que él ya estaba rehabilitado. Había sido una dura lucha. Pero al fin estaba en casa. Les quedaba un largo camino pero con la esperanza de una vida mejor. Le mandaba un abrazo y su más sincera gratitud.
Su rostro se tornó aliviado. Aquel amor que tanto había significado para ella por fin le permitía cerrar un capitulo de su vida . Quizá lo llamaría . Quizá no... pero se sentía feliz al recordar aquel verano en el campamento de Gistaín.

3 comentarios:

  1. Nada hay que recordemos tanto para bien como para mal, como lo es el primer amor.
    Me imagino su cara leyendo la carta de la madre de José Ramón y comprobando que su vida había tomado el camino de le rahbilitación.
    Un texto precioso y emotivo, de los que me gustan a mí.

    No puedo seguirte porque no tienes (o yo no lo veo) el gadget de los seguidores... Estoy navegando con mozilla y es posible que con otro navegador sí se vea. Ya me dices, porque me gustaría acompañarte.

    Un beso muy fuerte.

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  2. Esta historia ya la leí y la comenté pero no debió salir el comment.
    Creo que la protagonista pudo cerrar de manera noble el capítulo que no le había permitido volver a ser feliz.
    Me ha gustado mucho, a ver si ahora sale el comentario.

    Un beso, guapa.


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  3. María, no sale nunca el comentario...

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