domingo, 15 de julio de 2012

LA ENTREVISTA



 Aquella mañana se había levantado más temprano que de costumbre. Estaba nerviosa era su primera entrevista de trabajo desde hacia mucho tiempo. Llevaría a su hija al colegio y volvería a casa. Tenía de tiempo hasta las diez. No sabía que ponerse. Quería estar elegante y discreta. El puesto era de secretaria. Algo por debajo de sus posibilidades pues ella había terminado la carrera de derecho pero nunca ejerció.
Se había casado joven con un hombre mayor que ella. El no quiso que ella trabajase y la verdad es que nunca le falto de nada. Hacía seis meses que se habían divorciado.El se había enamorado de otra mujer.  Para Noelia , que así se llama nuestra protagonista, fue un duro golpe. Tuvo que empezar a defenderse por sí misma y a pesar de lo que él   les pasaba a ella y a su hijita  no tenían bastante. Había alquilado un bonito apartamento a las afueras de Manhatan pero ella estaba acostumbrada a un nivel de vida del que no pensaba renunciar. Así que ahí estaba, dispuesta a conseguir ese puesto en una de las empresas más importantes de la ciudad.
          No lo dudó a la hora de elegir lo que iba a ponerse. Traje de chaqueta negro y camisa blanca. Le resaltaría su larga melena rubia y sus ojos azules. Sabía que era muy atractiva. Lo que no entendía cómo su marido la había dejado por otra mujer más mayor que ella. Siempre llamo la atención por su gran belleza , siendo la admiración de muchos hombres y la envidia de las mujeres. Se puso sus zapatos negros de tacón alto y salió a la calle.

            Hacía frío y viento aquella mañana y no dudo en coger el taxi que en ese momento pasaba. No quería despeinarse.

         Al llegar se detuvo un instante. Estaba nerviosa. Respiró hondo y entró.
 Un enorme hall la aguardaba. Suelo de mármol, techos altos, lámparas de araña. La verdad que impresionaba. Se dirigió hacia el mostrador donde una amable señorita le pregunto que deseaba.

  -  Buenos días. Me llamo Noelia Cartier. Tengo una entrevista a las diez con el señor Pellicer
  -  Un momento por favor. Siéntese. Yo le aviso cuando le localice.
  -  ¡ Gracias!.

Se sentó. Pensó que no le importaría nada trabajar en un sitio tan elegante. Seguramente las secretarias estaban muy bien consideradas y ella en ese momento necesitaba ese trabajo. Ya se preocuparía de ir ascendiendo pues toda su vida fue una persona muy ambiciosa y no se le iba a poner nada por delante. Estaba muy acostumbrada a vivir bien. Pero ahora había llegado el momento de demostrarlo por sí misma.
    Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que no oyó la voz de la recepcionista que la llamaba.

  -  Señorita Noelia, perdone,¿ me oye?.
  -  Disculpe. Estaba distraída.
  -  El señor Pellicer la esta esperando. Acompáñeme, por favor.

Mientras caminaba pensaba que tenía que demostrar que ella podía ser la mejor secretaria. Hablaba inglés y francés correctamente. Sabía expresarse. Tenía presencia. Eso sí, no había trabajado nunca en su vida. Esperaba que su físico  también influyera.

  -  Pase, por favor. Siéntese . El señor Pellicer le atenderá enseguida. Gracias y buenos días.
  -  Gracias. Esperaré.

     ¡Mon Dieu¡.¡ Es alucinante¡. ¡Me encantaría trabajar en un sitio así¡ - pensó.
No se dio cuenta cuando en ese momento irrumpió en  la estancia un hombre bien parecido, de unos cincuenta y cinco años aproximadamente. Cabello blanco, ojos claros, corpulento, mirada cautivadora, semblante duro. Vestía pantalón negro y americana clara. Llevaba un polo. Nada de corbatas. A Noelia le pareció un tipo muy atractivo.

   - Siéntese, por favor. Soy el señor Pellicer, Carlos Pellicer.
   - Encantada - dijo mientras estrechaba su mano.
   -  Tome asiento, por favor. Así que usted ha venido por el puesto de secretaria...

Y antes de que Carlos Pellicer siguiera hablando, Noelia le interrumpió.

  - Sí. Disculpe. Vi el anuncio hace unos días y solicité una entrevista personal con usted. Hablo los dos idiomas correctamente. Soy licenciada  en Derecho por la Univerdidad de Oxford con muy buenas notas .La verdad es que no he trabajado nunca pues me casé muy joven y mi esposo consideró que no era necesario. Pero hace unos meses que estoy separada con una niña de 6 años y creo que ha llegado el momento de trabajar.
   Estoy segura de que este puesto  sabré defenderlo muy bien.

Noelia se fijó que mientras ella hablaba el tal Carlos Pellicer la miraba y escuchaba atentamente. En dos ocasiones intentó interrumpirla pero ella no le dejó. Necesitaba convencerle de  era la mejor candidata. 

  - Pues verá,  señorita. No tengo la menor duda de que usted esta preparada y reúne el perfil que nosotros andamos buscando. El caso es que....

Y antes de que este terminara la frase Noelia se había levantado y acercándose hasta el otro lado de la mesa donde él se encontraba se sentó  con las piernas cruzadas y cogiéndole de las solapas de la americana lo levantó  suavemente de su asiento.

  - Usted y yo formaríamos una gran equipo. ¿ No cree señor Pellicer ?.- dijo susurrándole al oído.
  - ¡Señorita!. Me parece que se está usted equivocando. Además el puesto de secretaria...

No  había terminado la frase cuando Noelia lo había atraído hacia ella. Debajo de la camisa blanca que aquella mañana se había puesto se insinuaban unos bonitos pechos que él no había podido dejar de mirar.
Colocó las manos de él sobre ellos mientras le acariciaba la entrepierna. El se dejó llevar. Era una mujer muy atractiva. Se fundieron en un apasionado beso. Sus masculinas manos le recorrieron  su cuerpo. Llegaron a su cintura y acariciaron sus piernas.  Noelia le desabrochó el pantalón mientras él la agarraba fuertemente por la cintura, subiéndole la falda y allí, sobre la mesa , dieron  rienda suelta a su pasión.
Llamaron a la puerta. Ella se apresuró a bajarse la falda. El, nervioso, se abrochó el pantalón y peinó con las manos su pelo hacia atrás.
   - Adelante
   - Hola papá. ¿Estás ocupado ?
   - No. La señorita se iba ya .- dijo,  todavía  muy nervioso
  - Nada. Era para recordarte que hoy me incorporo al puesto de secretaria. Me voy a mi despacho.  Ya vendrás cuando puedas. Tengo que comentarte algunas cosas...
   - Sí. Ahora iré.- respondió azorado.
   - Buenos días y encantada.- dijo al salir sin dejar de mirarle a ella.

La cara de Noelia se había transformado. Estaba a punto llorar , de gritar. ¡Qué había hecho?-

   - ¡Es usted un hijo de...!
  - ¡Tranquila, señorita!. No me dejó usted explicarle en dos ocasiones que el puesto de secretaria ya estaba ocupado.- le contestó el señor Pellicer mientras se dirigía hacia la puerta y volviéndose hacia ella con una sonrisa picarona le dijo:

   - Ha sido todo  un placer el conocerla. ¡Que tenga un buen día¡.- y cerró la puerta.

1 comentario:

  1. Vaya con la señorita noelia y el señor pellicer...jeje

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