jueves, 2 de agosto de 2012

veronica

                                                                                                                                                                                                                                                             
La conoció a través de una amiga. Se la presentaron. Le llamó la atención de ella su mirada . Esa mirada triste pero firme a la vez. Cara de niña pero con una larga historia que no dudó en contar.
Intimaron rápidamente y como si de toda la vida se conociesen. Les relato su triste verdad.
Llevaba doce años en España.Vino de Rumanía tras la muerte de su madre a la que adoró y cuidó hasta el final. Murió en sus brazos con lágrimas en los ojos, consciente de que había llegado el momento de abandonarla.
Huyó de su país. No podía quedarse allí. Demasiados recuerdos, demasiado dolor.....
Su único vinculo se había ido para siempre. Desde niña había trabajado muy duro.Las costumbres del país así lo exigían.
 Su madre había sido la cocinera de los militares y desde muy chiquitita la ayudaba, convirtiéndose con el tiempo en una mujer con unas grandes dotes culinarias.
Al venir a España , dada su gran belleza, conoció a muchos hombres que la pretendían, pero ella era muy tímida.
Se enamoró de un hombre mayor  que la agasajó y le regalo bonitas palabras que con el tiempo se convirtieron en el peor de los infiernos. Se casó y tuvo a su hijito Germán. Así lo llamó en recuerdo de su abuelo materno. Los malos tratos y las constantes humillaciones empezaron muy pronto y en más de una ocasión intentó huir sin ningún éxito. Él la amenazaba con quitarle a su hijo que para ella era su vida entera.
Mucho tiempo vivió así, como si de una cadena perpetua se tratará, sin la compasión de nadie ya que  estaba sola y no se atrevía a contar su amarga realidad.
Mientras hablaba se le arrasaban los ojos recordando cada momento triste de su vida, pero con una gran firmeza y valentía que la hacía todavía más hermosa.
  • ¿Queréis que siga? - preguntó      
  • Quizá os estoy aburriendo...
  • Sigue por favor.- contestaron las dos amigas a la vez.
  • Gracias.
Les contó que una mañana se levantó, cogió a su hijo y se marchó...
Pidió ayuda y afortunadamente encontró a gente buena que la escuchó. Tuvo que salir de la ciudad donde vivía y estuvo unos años  en el anonimato, compartiendo piso con mujeres en su misma situación. Fue duro pero conoció el concepto de la amistad , la solidaridad y el respeto hacia ella misma.
Durante ese tiempo nada supo de su mal tratador. Se enteró poco después de que vivía con una mujer más joven que él, y eso le permitía pensar que estaba a salvo.
Habían pasado dos años de aquella historia que no dejó indiferente a las dos amigas. Desde entonces se habían convertido en inseparables.
Vieron su evolución. Era una mujer diferente. Su mirada se transformó. Ya no era triste. Reía constantemente  como la niña que nunca pudo ser.
Se montó un pequeño restaurante,donde demostró lo buena chef que era. Y todos los viernes allí se juntaban ellas, con sus maridos e hijos como si de una gran familia se tratase, compartiendo con aquella mujer que tanto les había enseñado y a la que admiraban y respetaban para el resto de sus vidas. Se llamaba Verónica

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